|

Mi Camino Personal hacia el Estoicismo: Una Filosofía Práctica para Tiempos Modernos

«No es porque las cosas sean difíciles que no nos atrevemos; es porque no nos atrevemos que las cosas son difíciles.» – Séneca

El encuentro inesperado con una filosofía milenaria

Mi primer encuentro con la filosofía estoica ocurrió durante la pandemia de COVID-19, un momento de profunda crisis existencial personal. En esa época, estaba consumiendo mucho contenido sobre crecimiento personal cuando me topé con un video de Fabián C. Barrio titulado «La importancia de que todo te importe un huevo».

Este descubrimiento no surgió de la nada, pues años atrás ya me había interesado en el Bushido, el código del guerrero samurái japonés, que comparte sorprendentes similitudes con el estoicismo. Ambas filosofías enfatizan virtudes como la justicia, el coraje, la disciplina y el honor.

Lo que más me atrajo del estoicismo fue su enfoque práctico para la vida. Contrario a la percepción popular, el estoicismo no consiste simplemente en ser indiferente a todo, sino que es una filosofía eminentemente práctica diseñada para ayudarnos a vivir mejor. Me resonó especialmente la idea de que no siempre podemos elegir lo que nos pasa, pero sí cómo reaccionamos ante ello, un principio que encontré particularmente valioso durante los tiempos inciertos de la pandemia.

La dicotomía del control: mi mayor desafío y aprendizaje

El principio estoico que ha tenido mayor impacto en mi vida cotidiana es, sin duda, el de aceptar y dejar fluir lo que está fuera de mi control. Este concepto, conocido como la «dicotomía del control» en el estoicismo, ha transformado profundamente mi forma de enfrentar la vida, aunque sigue siendo un desafío diario.

Como persona extremadamente perfeccionista, siempre he sentido la necesidad de controlar cada detalle de mi entorno. Esta tendencia me ha acompañado durante años, creando patrones de ansiedad y frustración cuando las cosas no salen exactamente como las había planeado. El perfeccionismo ha sido tanto mi motor como mi ancla, impulsándome a buscar la excelencia pero también paralizándome ante el miedo al fracaso.

Aplicación práctica de la dicotomía del control

Mi práctica diaria consiste en hacerme una pregunta antes de tomar cada decisión o enfrentar cada situación importante:

«¿Esto que tengo que decidir o que está pasando en este momento, está bajo mi control?»

Dependiendo de si la respuesta es afirmativa o negativa, gestiono la situación de una manera u otra. Este simple ejercicio me ha ayudado enormemente a:

  • Reducir la ansiedad ante situaciones inciertas
  • Enfocar mi energía en lo que realmente puedo cambiar
  • Aceptar con mayor serenidad los acontecimientos inevitables
  • Desarrollar mayor resiliencia emocional

Memento Mori: confrontando la mortalidad

Una de las prácticas estoicas que he incorporado a mi rutina diaria es el «Memento Mori» (recuerda que morirás). Desde hace aproximadamente un mes, sin buscarlo conscientemente, me encuentro reflexionando sobre mi propia mortalidad al momento de acostarme. Las primeras veces, esta práctica me generaba bastante ansiedad y dificultaba mi capacidad para conciliar el sueño. Sin embargo, con el tiempo, he comenzado a darle la vuelta a esta experiencia y estoy aprendiendo a dormir mejor.

Últimamente, mi perspectiva sobre la muerte ha estado evolucionando. Aunque siempre he creído que hay algo después de la muerte, recientemente he comenzado a cuestionar esta idea. Una parte de mí siente que quizás no haya nada después, que esta creencia podría ser simplemente una esperanza impuesta socialmente desde el inicio de las religiones. Esta reflexión me ha llevado a considerar que deberíamos esforzarnos más por hacer lo mejor posible en esta vida, ya que podría ser la única que tenemos.

El ejercicio del Memento Mori, aunque difícil, me parece uno de los más potentes dentro del estoicismo. No es fácil pedirle a alguien que se imagine por cinco minutos que mañana va a morir y que actúe en consecuencia. Sin embargo, este ejercicio ayuda enormemente a reconocer lo que es verdaderamente importante en la vida y a separar «la paja del grano».

Las virtudes estoicas: un camino de mejora continua

El estoicismo habla extensamente sobre cuatro virtudes cardinales:

VirtudDefiniciónMi evaluación personal
SabiduríaConocimiento práctico sobre el bien y el malEn desarrollo
JusticiaTratar a todos con equidad y respetoMi mayor fortaleza
TemplanzaModeración y autocontrolMi mayor desafío
ValorCoraje para enfrentar las dificultadesEn desarrollo

Siendo honesto conmigo mismo, creo que todas estas virtudes son áreas en las que tengo amplio margen de mejora. Sin embargo, si tuviera que evaluar objetivamente, diría que la justicia es la virtud que mejor llevo, mientras que la templanza es, sin duda, mi mayor desafío.

Durante más de tres décadas de vida, he desarrollado una personalidad que podría describirse como «brava y pasional». Cambiar estos patrones arraigados no es tarea fácil, y aún no he conseguido la templanza de la que tanto hablan los estoicos. Por suerte, actualmente no suelo enfrentarme a momentos difíciles o crisis, pero en las ocasiones en que he tenido que lidiar con situaciones complicadas, reconozco que aún no he estado a la altura de lo que el estoicismo propone.

Compartiendo el estoicismo: conceptos clave para principiantes

Cuando explico el estoicismo a personas que no están familiarizadas con esta filosofía, comienzo invariablemente con la dicotomía del control. Este concepto es accesible y práctico, y si se aplica con constancia, puede aliviar muchos de los problemas cotidianos que enfrentan las personas.

Si percibo que mi interlocutor está abierto a ideas más profundas, suelo introducir también el concepto de Memento Mori. Aunque no es fácil para la mayoría de las personas contemplar su propia mortalidad, este ejercicio tiene un poder transformador que pocas otras prácticas pueden igualar.

El estoicismo en la era digital

Creo firmemente que el estoicismo es particularmente relevante en la era digital y de redes sociales en la que vivimos. A pesar de ser una filosofía milenaria, parece estar diseñada específicamente para nuestros tiempos modernos, lo que explica por qué me resulta tan atractiva y aplicable. En comparación, cuando comencé a estudiar el budismo, lo encontré menos «práctico» para la vida contemporánea.

Beneficios del estoicismo en la era digital:

  1. Disciplina y autocontrol – Esenciales en un mundo de gratificación instantánea
  2. Práctica de la incomodidad voluntaria – Valiosa en una época de comodidad constante
  3. Enfoque en lo esencial – Antídoto contra la sobrecarga informativa
  4. Gestión emocional – Crucial ante la exposición constante a estímulos digitales
  5. Claridad de propósito – Guía en medio de infinitas distracciones

Un ejemplo concreto de la utilidad del estoicismo en la actualidad se relaciona con la disciplina y el autocontrol. Vivimos en una época en la que la mayoría de nosotros no sabemos lo que es pasar hambre o frío, y todas nuestras necesidades básicas están cubiertas. Esta abundancia hace que no valoremos lo que tenemos y asumamos que es fácil de conseguir. Por eso, ejercicios estoicos como practicar la incomodidad voluntaria son extremadamente valiosos, especialmente considerando que nadie nos garantiza que no vayamos a enfrentar tiempos más difíciles en el futuro.

Además, nuestra era se caracteriza por ofrecer estímulos constantes que generan enormes niveles de dopamina a cada segundo. En este contexto, el autocontrol que promueve el estoicismo se convierte en una herramienta clave para no convertirnos en «zombies» digitales, constantemente buscando la siguiente dosis de gratificación instantánea.

El estoicismo en mi vida nómada y profesional

Mi estilo de vida actual es bastante nómada, lo que dificulta establecer relaciones personales profundas más allá de tomar un café cada seis meses con alguien. Esta circunstancia ha limitado mi capacidad para observar cambios significativos en mis relaciones interpersonales como resultado de mi práctica estoica.

En el ámbito profesional, aplico el estoicismo principalmente a través de la disciplina. Aunque siento que todavía tengo margen de mejora en este aspecto, la disciplina es lo que me permite desarrollarme profesionalmente. También me caracteriza un cierto inconformismo, aunque no estoy seguro de si esto entra dentro del marco estoico. Soy una persona que no se conforma con lo «suficiente» y siempre busco dar lo máximo de mí mismo, esperando también lo mejor de los demás.

Mi relación con el sufrimiento y las adversidades ha estado marcada por mi historia personal. He sido una persona con muy pocos recursos hasta que me fui de mi tierra natal, pero siempre he sobrellevado bien las dificultades. Mi estrategia ha consistido en mantenerme constantemente fuera de mi zona de confort, donde siempre me esperaba algo mejor. Soy de las pocas personas que conozco que, cuando algo no me gusta, inmediatamente tomo acción para mejorarlo.

Mi conexión con Séneca: más allá de la coincidencia geográfica

Aunque no he leído exhaustivamente ningún libro sobre los filósofos estoicos, he consumido gran cantidad de material en redes sociales, podcasts y audiolibros durante mis paseos matutinos diarios. Estos paseos, que realizo temprano cada mañana antes de comenzar mi jornada productiva, se han convertido en un espacio de aprendizaje y reflexión sobre el estoicismo.

Entre los filósofos estoicos, me siento particularmente identificado con Séneca, en parte porque ambos somos de Córdoba, una coincidencia geográfica que encuentro curiosa. Lo que más me llama la atención de Séneca es cómo gestionaba el lujo y la abundancia. Aunque por el momento no nos parecemos en ese aspecto, me sorprende cómo, siendo un hombre rico de su época, practicaba la austeridad y las incomodidades voluntarias a pesar de no necesitarlo.

Reflexiones sobre la pérdida y el futuro: afrontando momentos difíciles con sabiduría estoica

Cuando se trata de situaciones extremadamente difíciles, como la pérdida de un ser querido, reconozco que el estoicismo tiene sus límites. En esos casos, personalmente me inclinaría más hacia la espiritualidad. Lo único que podría aconsejar desde una perspectiva estoica es aprovechar esos momentos para reflexionar sobre si estamos viviendo la vida que realmente queremos, porque en cualquier momento podríamos ser nosotros quienes partamos.

Como señala Alberto Monterroso Peña, «el estoicismo es una filosofía muy potente para tiempos de crisis, sociales y personales». Esta potencia radica precisamente en que nos ayuda a «encajar con valentía nuestras derrotas y tener la suficiente inteligencia como para convertirlas en victorias o, al menos, minimizarlas».

Lecciones estoicas para momentos difíciles

La filosofía estoica nos ofrece varias herramientas para afrontar situaciones complicadas:

  1. Aceptación activa – No confundir con resignación; implica reconocer la realidad para poder actuar desde ella
  2. Perspectiva cósmica – Ver nuestros problemas en el contexto más amplio de la existencia
  3. Preparación mental – Anticipar dificultades para reducir su impacto emocional
  4. Enfoque en el presente – Concentrarse en el ahora, único momento donde podemos actuar

Mi estilo de vida nómada actual me ha enseñado a valorar cada encuentro, aunque sea breve, y a no dar por sentadas las relaciones humanas. Esta perspectiva se alinea con lo que Steve Jobs, inspirado por principios estoicos, expresó: «Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo por perder». O como diría Séneca: «Nuestra naturaleza está en la acción. El reposo presagia la muerte».

Comparativa: Afrontamiento estoico vs. reacciones comunes

Situación difícilReacción comúnEnfoque estoico
Pérdida personalNegación y resistenciaAceptación y honra a través de acciones virtuosas
Incertidumbre futuraAnsiedad y preocupaciónPreparación sin apego al resultado
FracasoCulpa y vergüenzaOportunidad de aprendizaje y crecimiento
CríticaDefensa o contraataqueEvaluación objetiva y mejora si es pertinente

La belleza del enfoque estoico ante las dificultades es que nos invita a transformar los obstáculos en oportunidades. Como explica El Arte de Vivir: «El estoicismo no nos pide que ignoremos el dolor o que finjamos que todo está bien cuando no lo está. Nos pide que reconozcamos lo que está sucediendo, que aceptemos lo que no podemos cambiar y que nos enfoquemos en nuestra respuesta, que es lo único que realmente está bajo nuestro control».

En mi experiencia personal, este enfoque ha sido fundamental para mantener la calma en momentos de incertidumbre y para encontrar sentido incluso en las situaciones más desafiantes.

Conclusión: Un camino en progreso

Mi viaje con el estoicismo es todavía joven y está en constante evolución. No me considero un experto ni pretendo serlo; simplemente soy alguien que ha encontrado en esta filosofía milenaria herramientas prácticas para navegar la complejidad de la vida moderna.

Lo que más valoro del estoicismo es su pragmatismo y su enfoque en la acción más que en la teoría. No se trata de leer infinidad de libros o memorizar citas de filósofos antiguos, sino de aplicar principios concretos en nuestra vida cotidiana y observar cómo estos nos transforman gradualmente.

La belleza del estoicismo radica en que no promete una vida sin dificultades, sino que nos enseña a enfrentar esas dificultades con dignidad y sabiduría. Como dijo Marco Aurelio: «No es la muerte lo que debería temerse, sino no comenzar a vivir nunca».

Y por último, y aunque mi acercamiento ha sido principalmente a través de contenidos digitales, podcasts y audiolibros durante mis paseos matutinos, hay dos obras que han sido fundamentales en mi camino estoico:

  • Meditaciones de Marco Aurelio, un clásico atemporal que recoge las reflexiones personales del emperador-filósofo. A pesar de no haberlo terminado completamente, cada página me ha proporcionado valiosas reflexiones sobre la naturaleza humana y cómo enfrentar las adversidades con dignidad.
  • Invicto: Logra más, sufre menos de Marcos Vázquez, que me fue regalado y tengo bastante avanzado. Este libro representa una brillante adaptación del estoicismo a la vida moderna, combinando la sabiduría ancestral con aportaciones de la psicología contemporánea. Su enfoque pragmático ofrece herramientas concretas para aplicar estos principios en el día a día.

Estos dos libros representan perfectamente los dos polos del estoicismo que más me atraen: la profundidad filosófica de los clásicos y la aplicabilidad práctica en el mundo actual.


En mi blog multipotencial, seguiré compartiendo mis experiencias, tropiezos y aprendizajes en este camino estoico, esperando que mis reflexiones puedan servir a otros que, como yo, buscan una forma más consciente y serena de habitar este mundo frenético en el que nos ha tocado vivir.

Gracias por leerme, hasta la próxima aprendiz de estoico/a ! 🦾


Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *