Mi viaje al estoicismo: Filosofía antigua para tiempos locos
«No es porque las cosas sean difíciles que no nos atrevemos; es porque no nos atrevemos que las cosas son difíciles.»
El encuentro inesperado con una filosofía milenaria
Fue durante la pandemia del COVID cuando me topé por primera vez con el estoicismo en la vida moderna… y no, no fue leyendo a Marco Aurelio ni a ningún filósofo antiguo. ¡Qué va! Fue viendo un vídeo de Fabián C. Barrio que se titulaba algo así como «La importancia de que todo te importe un huevo» (o algo parecido, no recuerdo exactamente el título).
La verdad es que este descubrimiento no salió de la nada. Años atrás ya me había interesado por el Bushido, ese código de los samuráis japoneses que, ahora que lo pienso, tiene bastantes similitudes con el estoicismo. Ambas filosofías hablan de cosas como el honor, la disciplina, el coraje… valores que siempre me han llamado la atención.
Lo que más me enganchó del estoicismo fue lo práctico que es. No es solo teoría o cosas abstractas que no sirven para nada. Es una filosofía que puedes aplicar YA MISMO a tu vida. Muchos creen que ser estoico es ser indiferente a todo, pero nada más lejos de la realidad. Lo que propone es algo que me pareció revolucionario: no siempre podemos elegir lo que nos pasa, pero SÍ cómo reaccionamos ante ello. Y esto, en plena pandemia con toda la incertidumbre que había, me pareció oro puro.
La dicotomía del control: mi mayor desafío y aprendizaje

Si hay algo que me ha costado (y me sigue costando) horrores es aceptar y dejar fluir lo que no puedo controlar. Soy perfeccionista hasta decir basta. Me gusta tener todo controlado, cada detalle, cada posibilidad… y claro, eso me ha traído muchos quebraderos de cabeza a lo largo de mi vida.
Este concepto de la «dicotomía del control» ha sido como un bofetón de realidad. Ha transformado cómo veo las cosas, aunque todavía me cuesta aplicarlo todos los días. Es como si tuviera que reprogramar mi cerebro después de más de 30 años funcionando de otra manera.
Aplicación práctica de la dicotomía del control
Lo que hago ahora (o intento hacer, no siempre lo consigo) es preguntarme antes de tomar una decisión o cuando me enfrento a algo importante:
«¿Esto que tengo que decidir o que está pasando ahora mismo, está bajo mi control?»
Y según la respuesta, actúo de una forma u otra. Parece simple, ¿verdad? Pues no lo es tanto cuando llevas toda la vida intentando controlar hasta lo incontrolable. Este ejercicio tan sencillo me ha ayudado a:
- No volverme loco con la ansiedad cuando algo es incierto
- Centrar mi energía donde realmente puedo hacer algo
- Aceptar mejor las cosas que no puedo cambiar (aunque esto sigue siendo difícil)
- No venirme abajo tan fácilmente cuando las cosas se tuercen
El estoicismo en la era digital
Creo que el estoicismo es PERFECTO para los tiempos que corren. A pesar de ser una filosofía de hace más de 2000 años, parece que estuviera diseñada específicamente para nuestra época de redes sociales, notificaciones constantes y ansiedad digital.
Cuando empecé a estudiar el budismo, me pareció interesante pero menos aplicable a la vida moderna. Sin embargo, el estoicismo encaja como un guante.
¿Por qué el estoicismo es tan útil hoy?
- Nos enseña a gestionar la sobreinformación – En un mundo donde nos bombardean con noticias y estímulos constantes
- Promueve la incomodidad voluntaria – Esencial en una época donde todo es comodidad y gratificación inmediata
- Nos ayuda a distinguir lo importante – Cuando todo parece urgente y prioritario
- Fomenta la responsabilidad personal – En tiempos donde es fácil culpar a otros o a las circunstancias
- Cultiva la calma interior – En medio del ruido digital y la ansiedad colectiva
Vivimos en una época en la que la mayoría no sabemos lo que es pasar hambre o frío de verdad. Tenemos todas nuestras necesidades básicas cubiertas y eso hace que no valoremos lo que tenemos. Por eso me parece tan útil eso de «practicar la incomodidad voluntaria» que proponen los estoicos. Porque nadie nos asegura que en el futuro no vengan tiempos más difíciles (yo creo que vendrán).
Además, estamos constantemente bombardeados con estímulos que nos dan chutes de dopamina a cada rato. El autocontrol que promueve el estoicismo es clave para no convertirnos en zombies digitales que solo buscan el siguiente «like» o notificación.
Memento Mori: confrontando la mortalidad

Hace como un mes que empecé, sin buscarlo realmente, a practicar eso del «Memento Mori» (recuerda que vas a morir). Me pasa sobre todo cuando me voy a dormir… me pongo a pensar en la muerte, en mi propia mortalidad. Las primeras noches fue horrible, me agobiaba muchísimo y me costaba dormir. Pero poco a poco le estoy dando la vuelta y, aunque suene raro, estoy durmiendo algo mejor.
Últimamente me pregunto mucho si hay algo después de la muerte. Siempre he creído que sí, pero ahora no lo tengo tan claro. A veces pienso que quizás no haya nada, que es solo una esperanza que nos han metido en la cabeza desde pequeños con las religiones y tal. Y si es así, si realmente no hay nada después… ¿no deberíamos esforzarnos más por hacer lo mejor posible AHORA, en esta vida?
Este ejercicio del Memento Mori es durísimo. No es fácil pedirle a alguien que se imagine durante cinco minutos que mañana va a palmar y que piense cómo actuaría. Pero te juro que no hay nada más potente para darte cuenta de lo que realmente importa en tu vida y lo que es pura tontería.
Las virtudes estoicas: un camino de mejora continua
Los estoicos hablan de cuatro virtudes principales: sabiduría, justicia, templanza y valor. Y si tengo que ser sincero conmigo mismo… me queda un largo camino por recorrer en todas ellas, jaja.
Virtud | ¿En qué consiste? | Mi situación actual |
---|---|---|
Sabiduría | Conocimiento práctico del bien y el mal | En desarrollo, aprendiendo día a día |
Justicia | Tratar a todos con equidad y respeto | Mi punto más fuerte, aunque mejorable |
Templanza | Moderación y autocontrol | Mi gran asignatura pendiente |
Valor | Coraje para enfrentar dificultades | Mejorando, pero aún me falta |
Pero si tuviera que evaluarme, creo que la justicia es donde mejor estoy. Siempre he intentado tratar a todos con respeto y equidad. Y la templanza… uff, esa es mi asignatura pendiente. Tengo una personalidad bastante brava y pasional, y después de más de tres décadas así, no es fácil cambiar.
Por suerte, ahora mismo no suelo tener muchas crisis ni momentos difíciles en mi vida. Pero las pocas veces que he tenido que lidiar con situaciones complicadas, reconozco que no he estado a la altura de lo que propone el estoicismo. Es algo en lo que tengo que trabajar.
Compartiendo el estoicismo: conceptos clave para principiantes
Cuando le hablo a alguien sobre el estoicismo (que no es muy a menudo, tampoco quiero ser el pesado de turno), siempre empiezo por la dicotomía del control. Es lo más fácil de entender y lo que más rápido puede ayudar a la gente en su día a día.
Si veo que la persona está abierta a ideas más profundas, entonces le hablo del Memento Mori. Aunque esto ya es para valientes, porque no todo el mundo está dispuesto a pensar en su propia muerte. Pero los que se atreven… suelen flipar con lo que descubren sobre sí mismos.
El estoicismo en mi vida nómada y profesional

Mi vida actual es bastante nómada, lo que hace difícil mantener relaciones personales profundas más allá de tomar un café cada seis meses con alguien. Por eso no he podido ver grandes cambios en mis relaciones gracias al estoicismo.
En lo profesional, intento aplicar sobre todo la disciplina. Aunque todavía puedo mejorar mucho en esto, la disciplina es lo que me permite avanzar en mi trabajo. También soy bastante inconformista, aunque no sé si esto entra dentro del estoicismo. No me conformo con lo «suficiente», siempre quiero dar el máximo y espero lo mismo de los demás.
He sido una persona con pocos recursos hasta que me fui de mi tierra, pero siempre he llevado bien las dificultades. Mi estrategia ha sido mantenerme fuera de mi zona de confort, donde siempre me esperaba algo mejor. Cuando algo no me gusta, no me quedo quejándome: actúo para cambiarlo.
Mi conexión con Séneca: más allá de la coincidencia geográfica
Aunque no he leído enteros los libros de los filósofos estoicos (sí, lo confieso), he consumido montones de material en redes, podcasts y audiolibros durante mis paseos matutinos. Salgo a caminar temprano cada mañana antes de empezar a trabajar, y es en esos paseos donde escucho y aprendo sobre estoicismo.
Entre todos los filósofos estoicos, me siento especialmente conectado con Séneca. Parte de ello es porque ambos somos de Córdoba, lo que me hace gracia. Pero lo que más me llama la atención de él es cómo gestionaba el lujo y la abundancia. Siendo un tío rico de su época, practicaba la austeridad y las incomodidades voluntarias aunque no lo necesitaba. En eso no nos parecemos mucho todavía, jaja, pero me parece admirable.
Reflexiones sobre la pérdida y el futuro: afrontando momentos difíciles con sabiduría estoica

Cuando se trata de situaciones realmente duras, como perder a alguien querido, reconozco que el estoicismo tiene sus límites. En esos casos, yo personalmente tiraría más de espiritualidad. Lo único que podría aconsejar desde una perspectiva estoica es aprovechar esos momentos para reflexionar sobre si estamos viviendo la vida que realmente queremos, porque en cualquier momento podríamos ser nosotros los que nos vamos.
Como dice Alberto Monterroso Peña, «el estoicismo es una filosofía muy potente para tiempos de crisis«. Nos ayuda a «encajar con valentía nuestras derrotas y tener la suficiente inteligencia como para convertirlas en victorias o, al menos, minimizarlas».
Herramientas estoicas para momentos difíciles
- Perspectiva cósmica: Ver nuestros problemas en el contexto más amplio de la existencia
- Visualización negativa: Imaginar escenarios peores para valorar lo que tenemos
- Aceptación activa: No confundir con resignación; reconocer la realidad para actuar desde ella
- Enfoque en el presente: El único momento donde podemos actuar realmente
Mi vida nómada me ha enseñado a valorar cada encuentro, aunque sea breve, y a no dar por sentadas las relaciones. Como dijo Steve Jobs (que parece que tenía algo de estoico): «Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo por perder».
La forma en que los estoicos afrontan las dificultades es muy diferente a cómo lo hace la mayoría de la gente. Mientras muchos se resisten y niegan los problemas, el enfoque estoico propone aceptar la realidad para poder actuar desde ella. No es resignación, es aceptación activa.
En mi experiencia, este enfoque ha sido clave para mantener la calma en momentos de incertidumbre y para encontrar sentido incluso en las situaciones más complicadas.
Conclusión: Un camino en progreso y mis lecturas esenciales
Mi viaje con el estoicismo está todavía empezando. No soy ningún experto ni pretendo serlo; solo soy alguien que ha encontrado en esta filosofía herramientas útiles para vivir mejor en este mundo loco.
Lo que más me gusta del estoicismo es que es práctico, no se queda en la teoría. No se trata de leer mil libros o memorizar frases de filósofos muertos, sino de aplicar principios concretos en tu día a día y ver cómo te transforman poco a poco.
Aunque como he dicho, he aprendido más de contenidos digitales que de libros, hay dos obras que han sido importantes en mi camino:
- Las «Meditaciones» de Marco Aurelio, un clásico que recoge los pensamientos personales del emperador-filósofo. No lo he terminado del todo, pero lo que he leído me ha dado muchas reflexiones valiosas sobre cómo enfrentar los problemas con dignidad.
- «Invicto: Logra más, sufre menos» de Marcos Vázquez, que me regalaron y tengo bastante avanzado. Este libro adapta el estoicismo a la vida moderna, mezclando la sabiduría antigua con la psicología actual. Me gusta porque es muy práctico y ofrece herramientas concretas para aplicar estos principios en el día a día.

Lo bonito del estoicismo es que no te promete una vida sin problemas (eso sería mentira), sino que te enseña a enfrentar esos problemas con dignidad y sabiduría. Como dijo Marco Aurelio: «No es la muerte lo que debería temerse, sino no comenzar a vivir nunca».
En mi blog seguiré compartiendo mis experiencias, tropiezos y aprendizajes en este camino estoico. Espero que mis reflexiones puedan ayudar a otros que, como yo, buscan una forma más consciente y serena de vivir en este mundo frenético.
Y tú, ¿has probado alguna vez a aplicar principios estoicos en tu vida? ¿Qué te ha funcionado? Me encantaría leer tus experiencias en los comentarios.
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Memento mori es una llamada a la acción. Morir es seguro; aprovechar la vida, una elección.
sabias palabras amigo, todos deberíamos de seguirlas. abrazos !
buen material amigo!!
te leo y me emociono, continua hacia la mejora de tus virtudes; un camino que todos deberíamos de una forma u otra de hacer.
un abrazo y nos veremos ahí o por ahí.
así es compañero!
gracias por tus palabras, me alegra que te emocione, abrazos !